martes, 30 de junio de 2020

¿SEGUIR EL PLAN? I

Vaya por delante que no soy un ejemplo a seguir en este aspecto, o, al menos, creo que se podrían hacer muchísimo mejor las cosas. Voy a explicar mi relación, deportista/plan-entrenador espero que contando mis sensaciones, emociones y vivencias pueda ayudar a alguien a tomar un camino u otro.

Cuando uno empieza en este mundillo del deporte empieza con muchísima ilusión, ganas y la MOTIVACIÓN por las nubes.
Es una etapa preciosa, todo es nuevo...conoces a gente increíble en este mundo (muchos de ellos perduran por siempre). Los entrenamientos suelen tener poca estructura, sales con un grupo, con otro, te adaptas a los ritmos (si puedes), en definitiva, todo es DIVERSIÓN...

Cto balear '99

Un tiempo después, por norma general, llegan las primeras competiciones. 
Este punto en mi caso fue un punto de inflexión, pasé de no tener un objetivo deportivo, era más que nada tener salud y perder peso, a tener un objetivo concreto y empezar a preparar "una carrera".
Mi mente empezó a girar, no de un día para otro, poco a poco sin darme apenas cuenta, pasé de entrenar en grupeta, de disfrutar cada fin de semana, llegar a casa y tener más de una anécdota que contar a, sin ser muy consciente de ello, entrenar cada vez más en solitario, cada vez más estructurado, más medido, en definitiva, a seguir "mi plan". Mejor dicho, seguía el plan que me enviaba el entrenador. 
Me considero una persona disciplinada, cuando me comprometo con alguien trato de llevar a cabo lo acordado (aunque no siempre sea lo mejor). Al principio sigues el plan, vas cumpliendo con lo establecido, vas notando mejoría...y sin darte cuenta empiezas a estar cada vez más aislado del resto "porque tengo que hacer mi entreno". 
Y es así, sin ser consciente,  empiezas a cumplir A RAJATABLA.

Yo era feliz haciendo esos entrenos, llevando esa vida, ya muchísimo más solitaria a nivel deportiva, pero era feliz. Tenía un objetivo, tenia un plan, lo hacía y me sentía bien, ¿qué más podía pedir?

Eleazar & Parrilla 

Empezamos a preparar una prueba, hacíamos tests, transiciones, ritmos de prueba, entrenamiento polarizado...y un sinfín de cosas más. La ESPIRAL cada vez era mayor, entrenaba el 95% del tiempo solo, el foco de mi vida era el triatlón y el deporte en general. 
Llegó la prueba en cuestión, después de meses preparándola, llegaba 100% focalizado y preparado, pero...esa prueba no salió como esperábamos. Fué un desastre, las sensaciones fueron horribles, vaya hablando claro me pegué un buen TORTAZO.

Mi vida era triatlón: entrenos, ritmos, pulsaciones, wattios...y de repente, todo eso se desmoronó, me llevé una buena hostia, y esta vez sí que fue de la noche a la mañana. Había puesto mucho tiempo, ilusión, empeño, cabezonería...y ZAS no había valido la pena. 

En ése momento, tuve que pedir ayuda psicológica y fué lo mejor que pude hacer. Decisión completamente acertada, me ayudó a darme cuenta que la vida que estaba llevando no era realmente la vida que quería llevar. Resumiendo muchísimo, si la vida es una silla y tiene cuatro patas, tenía una muchísimo más larga que las demás. Hice un RESET, evidentemente seguí haciendo deporte y mucho, pero con otro ENFOQUE, más global, menos estructurado, más relajado...



Desde aquí os animo a no tener MIEDO a PEDIR AYUDA. 

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